Shadow

El boom E-book durante la pandemia ¿Fin del libro en papel?

En medio de la pandemia del coronavirus, se ha reavivado el debate al respecto de libros digitales y formato papel. En una entrevista con la escritora Ayelén Fernandéz Esker, hablamos de la importancia de la llegada del E-book para los nuevos escritores, las ventajas y desventajas del nuevo formato y la relación con las editoriales.

Portada de Kamikaze. Libro de Ayelén Fernández Esker

Ante la realidad del cierre o la atención con persianas bajas por parte de las librerías, algunas editoriales comenzaron a promover los libros digitales. Además, la imposibilidad de hacer grandes lanzamientos, las bajas ventas, y las dificultades para producir libros, favorecieron este escenario en el cual afloraron algunas nuevas opciones digitales.

Es así, que mientras las editoriales y librerías sufren una fuerte caída en sus ventas, algunos escritores «escondidos» en la web, supieron conseguir nuevos lectores. Es que muchas personas se vieron forzadas a cambiar por el formato digital, para poder seguir saciando su sed de lectura.

En esta ocasión, Postperiodistas entrevistó a la escritora argentina Ayelén Fernández Esker, actualmente radicada en Montreal, quien nos dejó su impresión al respecto del consumo de E-books y libros en formato papel.

Mientras las limitaciones editoriales en el formato en papel son enormes, la posibilidad de publicar de forma digital está abriendo puertas a quienes están dando sus primeros pasos como escritores. “Hoy en día cualquiera puede publicar su libro. Y el e-book es accesible, económico, puede llegar a cualquier lado. Las personas tienen algún dispositivo de lectura digital, o incluso en una Tablet uno puede bajar una aplicación y descargar libros desde Amazon o cualquier otra plataforma”, dijo Fernández Esker.

«Esto de tener la posibilidad de hacer publicaciones digitales a bajo costo, o incluso ningún costo para el autor, y que sea accesible para el lector, es algo que considero maravilloso».

No solo hay más lectores digitales. El E-book permite nuevas voces. Y Fernández Esker lo puede graficar. «Lo que hay ahora es mucha cantidad de libros, un gran bombardeo. (…) Por momentos yo creo que estamos asfixiando a los lectores con nuestro trabajo». Y con tanta oferta, muchos autores pueden pasar desapercibidos. «El conflicto mas grande que encuentra cualquier artista es que la gente lo conozca». En este punto, los escritores para formato digital deben estar mejor preparados, porque como nos comenta Ayelén, «La publicidad que dan estas plataformas es muy limitada, y está entre un montón de ofertas y de opciones. De manera que uno tiene que aprender a manejar las redes sociales», además de ser partícipe necesario de todos los pasos previos a la llegada a la vidriera. El diseño de tapa, la sinopsis, todo, corre por parte del escritor.

Sin embargo, la oferta está porque hay lectores que lo demandan. «La gente está muy acostumbrada a leer en digital. (…) hay gente todavía que prefiere el físico y por supuesto es otra experiencia totalmente distinta, pero las nuevas generaciones se van adaptando a la lectura digital, a los dispositivos pequeños y demás» reflexiona.

 

La situación en Argentina

En Argentina, el E-book tiene mucho potencial, pero aún no existen legislaciones sobre su uso. No se contempla la ley del libro, no hay regulaciones al respecto de promoción y derechos de autor, y más allá de la utilización de los teléfonos celulares, no todos disponemos de recursos o conocimiento para acceder a ellos de forma masiva.  Y esta realidad no solo afecta a las editoriales, sino que los principales perjudicados suelen ser los escritores.

Sin embargo, la pandemia generó un cambio de hábitos del consumo digital. Mientras en las librerías, se produjo una caída del 70 % en las ventas de libros, según datos de la Cámara Argentina de Librerías, varias editoriales decidieron apostar por los E-books. Aunque la falta de regulación impide tener precios de referencia, lo que nos deja en desventaja con respecto a otros países.

La situación en Europa o Estados Unidos es totalmente opuesta. Con una regulación digital avanzada, y los gigantes como Amazon instalados hace años, existen enormes catálogos, y las librerías pasaron de vender impresos a la venta online, mucho antes de cualquier virus. Además, existe variedad de dispositivos dedicados exclusivamente a la lectura. En contrapartida, existe un aumento de precios en los libros en papel, lo que genera que el único crecimiento en la industria del libro en papel se deba únicamente al aumento en el precio de los ejemplares, y a lectores cautivos que se niegan a dejar ese formato.

Bajo estas realidades, América Latina es un mercado en crecimiento, especialmente para esas grandes empresas radicadas en el extranjero. La realidad de nuestro país es compartida por buena parte de nuestros vecinos. Brecha digital, precios que, si bien son muy económicos, en muchos casos son en dólares o Euros, y en medio de devaluaciones de las monedas, nos hacen pensar un poco más a la hora de comprar. Todo eso, en consonancia con el desconocimiento de las opciones a costo cero, y nuestra cultura Papel, han permitido la demora del boom del E-book.

Pero los últimos meses rompieron varios de nuestros esquemas. Descubrimos que hay libros gratis en formatos como PDF, se “liberaron” cientos de títulos de la mano de entes gubernamentales propios y ajenos. Encontramos aplicaciones que nos permiten la lectura digital sin necesidad de nuevos dispositivos, y se abrió nuevamente el debate acerca de nuestros hábitos de lectura, el funcionamiento de las editoriales, o los costos, entre otros.

En ocasiones, solemos olvidarnos de los únicos responsables detrás de una lectura placentera. Los escritores, quienes en Latinoamérica lidian con costos enormes para publicar sus primeros libros, y que en muchos casos tienen otros trabajos para poder mantenerse. Y en esta ocasión, gracias a Fernández Esker, aprendimos que hoy en día gracias al formato digital, la posibilidad de enamorarnos de una historia es mucho más factible.

Ahora simplemente resta dejar las discusiones de lado, y entender que este formato es una puerta de entrada para nuevos artistas. Es necesario regular lo digital, y que conviva con las editoriales pequeñas que nos permiten encontrar los títulos económicos o aquellas que nos brindan los Best Seller. Porque lo que queda claro, es que lo digital atrae nuevos lectores, crea nuevas comunidades y permite nuevas voces.

“Es una obra de arte” dice Fernández Esker, quien como muchos, no concibe un mundo sin libro en papel.  “Si el libro está bien escrito, y el autor tiene esas habilidades para llevarte por la historia y demás, uno se olvida del formato en el que está leyendo. Pero la experiencia con el libro es algo totalmente distinto. (..) Uno tiene como un ritual». ¿Alguien podría decir lo contrario?

 

Comparte este artículo

Comentarios